jueves, 10 de junio de 2010

COMO PERROS RABIOSOS

El pasado martes 8 de junio, Telecinco tuvo otra de sus brillantes ideas y para cubrir el espacio que había dejado el fracasado programa "Cántame una canción" presentado por Pilar Rubio, decidió utilizar de nuevo su comodín favorito y emitió un especial de “Sálvame Deluxe” con el sugestivo título de “La pesadilla de Jesulín”.

Más de una vez me he preguntado qué ofensa imperdonable ha llevado a cabo el torero de Ubrique o su esposa contra esta cadena, porque la persecución mediática que sufren desde hace meses no tiene precedentes en televisión. Finalmente he llegado a la conclusión de que su mayor pecado ha sido contrariar a la “gran estrella” de Telecinco: Belen Esteban (digna estrella del deplorable firmamento en que se mueve). Y una vez más, su forma de defender a la Esteban, cuando en realidad siempre es ella la primera en atacar, es arremetiendo como perros rabiosos contra los presuntos enemigos de la irascible colaboradora. No seré yo quien afirme que la Campanario o Jesulín son unos santos, pero la cuestión es: ¿llevarian a cabo en "Sálvame" el hostigamiento al que asistimos día a día contra ellos si Belen Esteban no fuera la niña mimada del programa? Contesten ustedes mismos a esa pregunta.

Pero volviendo al programa del martes, ya desde la presentación de los tertulianos se podía esperar lo peor porque como entrevistadores participaban Lydia Lozano, Milá Ximénez, Kiko Matamoros y Pablo González, todos ellos habituales de "Salvame Diario" y por lo tanto, muy bien entrenados en el arte de machacar al matrimonio Janeiro en general y a María José en particular. Como toque de neutralidad completaban el elenco Joana Morillas y Pilar Eyre, que si bien no se pueden considerar como defensoras de la Campanario, al menos no demuestran en sus comentarios ni la inquina ni el tono agresivo habituales en sus compañeros de esa noche.

En la otra banda del plató y en el apartado de invitados, aparecía lo más florido que debieron encontrar para ilustrar el tema, nada menos que 5 ex amantes de Jesulín, ex amantes porque ellas así lo afirman no porque jamás se haya hecho pública una sola prueba que demuestre su relación con el torero de Ubrique. Pero ahí estaban las mozas (escasamente atractivas la mayoría) con una sonrisa de oreja a oreja por haber vuelto a la palestra después de años en el olvido y muy orgullosas en su papel de “pilinguis” porque para mí, no merece otro calificativo cualquier mujer que después de acostarse con un famoso o presumir de ello, se sienta en un plató para contar esos supuestos escarceos sexuales a cambio de dinero o de popularidad.

Como el espectáculo ofrecido debió parecer cutre incluso a los artífices del bochornoso programa, decidieron alternar el aquelarre cuya mision era desprestigiar a Jesulín a toda costa, con una improvisada mesa de debate, donde se suponía iban a tratar el tema de la operación Karlos, llevando a cabo con María José la misma labor de descrédito que se dedicaba a su marido a tan sólo unos metros. La mesa la ocupaban Ricardo Sanz, periodista muy conocido por sus intervenciones en varios programas dedicados a Julián Muñoz, Isabel Winkels, abogada que desempeña el papel de árbitro en el programa "De buena ley" y Nacho Abad, periodista especializado en sucesos que colabora en "El programa de Ana Rosa" y a estos tres “expertos” se unían en cada bloque del debate Jorge Javier Vázquez, presentador del engendro y Lydia Lozano que participaba en los dos escenarios preparados para la ocasión. De los cinco, Jorge Javier y Lydia iban a muerte contra la Campanario como ya es habitual en ellos, tendencia compartida curiosamente por Ricardo Sanz e Isabel Winkels, no sé si por convicción propia o debidamente aleccionados por Telecinco. Únicamente Nacho Abad se atrevió a desmarcarse de la hostilidad mayoritaria contra la Campanario puesto que, aún sin defender claramente a la “acusada” en este juicio paralelo, al menos sacaba a colación detalles del sumario que sembraban la duda sobre si su culpabilidad era tan irrefutable como se pretendía demostrar.


Entre otras cosas, Nacho Abad recordaba las conversaciones mantenidas por Maria José y Carlos Carretero (el cerebro de la trama) y que en ningún momento informó éste a su interlocutora de sus planes de suplantar a su madre por otra persona, en el examen médico previo a la concesión de la pensión que trataban de obtener. Recalcaba igualmente Nacho, que la propia Maria José, en un momento de la conversación, insistía en que su madre podía desplazarse sin problemas para asistir a dicho reconocimiento y que era Carretero quien le aseguraba que no era necesario. El resultado de esas sensatas puntualizaciones de Abad fue que el presentador le cortó inmediatamente para pasar a otro tema. Si esta brusca interrupción fue una circunstancia casual o algo premeditado para evitar cualquier detalle favorable a la Campanario, lo dejo al análisis de los lectores.

En otro momento, Ricardo Sanz se planteaba a sí mismo y a la audiencia si se habían cometido delitos por parte de Campanario y Carretero, para responder inmediatamente con un rotundo “sí”. Nuevamente intervino Nacho Abad intentando hacer comprender a todos que dicha afirmación sólo podía provenir de una sentencia, una vez finalizado el juicio pertinente y que mientras tanto, los imputados tienen el derecho a la presunción de inocencia y a utilizar todos los medios de defensa que tengan a su alcance, sin que ninguno de ellos esté obligado a declarar o confesar algo que pudiera llegar a perjudicarle.

Para finalizar se trató el tema del peligro que supondría la probable contaminación de un jurado popular, por las incesantes opiniones (muchas de ellas negativas) vertidas sobre el caso por los medios de comunicación y en este punto, la unanimidad entre los expertos de la mesa de debate fue total al aceptar sin reservas tanto Nacho, como Ricardo, como Isabel, la conveniencia de que el veredicto fuera emitido por un jurado profesional. Jorge Javier tuvo al menos la delicadeza de guardar silencio sobre el particular, pero yo sentí auténtica vergüenza al escuchar a Lydia Lozano pronunciar en un tono propio de una plegaria las siguientes palabras: "Ojalá no sea así". Inmediatamente Nacho Abad le replicó sarcástico: "Claro, porque tú quieres que la condenen"

Aunque peque de ingenua, no pierdo la esperanza de que esta sucia persecución a la que están sometiendo a Maria José y a Jesulín, se vuelva contra sus acosadores consiguiendo el efecto contrario, que la gente se ponga de su parte. Si ella resulta condenada por la justicia que pague sus culpas, pero sin que nadie manipule a la opinión pública tergiversando la realidad o recurriendo a un desfile incesante de gentuza (incluidos algunos periodistas que deshonran la profesión), que ofrecen constantemente testimonios vejatorios y rumores maliciosos contra el matrimonio, sin prueba alguna.

Jesulín y Maria José deberían decidirse a demandar a esta jauría porque con su silencio solo consiguen que se envalentonen y vayan cada vez más lejos. Cualquier campaña de los medios contra alguien que está a la espera de juicio, debería ser perseguida incluso de oficio por vía judicial. Y aunque les parezca extraño, mis opiniones no responden a una simpatía especial hacia el matrimonio Janeiro que siempre me fue indiferente. Me parecería todo igualmente indignante si el acoso lo sufriera cualquier otra persona, incluyendo a algunas que no soporto.

Yo veo pocas posibilidades de que la Campanario vaya a la cárcel porque al fin y al cabo, los delitos que se le imputan lo serían en grado de tentativa y además no creo que existan pruebas suficientes para demostrar que estaba al tanto de las maniobras ilegales de Carretero, aunque así fuera en realidad. De todas formas, si sale bien parada de ese juicio les aseguro que lo voy a disfrutar a tope, pero no por ella sino por la rabia y la frustración que van a sentir unos cuantos personajillos de Telecinco a los que desprecio profundamente por sus comportamientos rastreros. Y antes de eso, no quisiera perderme la cara de Lydia Lozano ni la de la Esteban si finalmente se descarta el jurado popular. Si por el contrario la Campanario es condenada e ingresa en prisión, sencillamente apagaré la televisión para no asistir a la celebración que sin duda llevarán a cabo en "Sálvame Diario" e intentaré vencer como pueda la deprimente idea de que "los malos" de esta historia (que para mí no son precisamente los Janeiro) han triunfado.