jueves, 9 de mayo de 2013

LA BODA ENVENENADA

Después de 4 bodas (me ahorraré el chiste fácil de añadir 1 funeral como en la popular película) me siento ya capacitada para poder opinar sobre la discreta acogida del programa “Las bodas de Sálvame”. Y lo voy a hacer comenzando por decir sin tapujos que desde el principio me pareció una idea trasnochada, que me trajo a la mente una antiquísima puesta en escena de hace muchos años que se llamó ”Reina por un día” (hasta los sillones se parecen) y que sólo los más maduros serán capaces de recordar. Pero vayamos por partes y empecemos por enumerar las ventajas e inconvenientes del invento.

Ventajas

- Se trata de una rama desgajada del programa “Sálvame Diario” (un “spin off” como se dice ahora), que hasta el momento parecía acertar en cualquier iniciativa emprendida desde el tronco.

- La productora y la cadena se han volcado con la promoción.

- Parece existir una cuota de espectadores sensibleros y románticos a los que agrada este tipo de programas.

- Se confía la presentación de la primera entrega a Jorge Javier Vázquez, presentador ya consagrado que en la actualidad conduce varios programas con éxito. Sin embargo, su presencia en la primera boda me pareció un desacierto sin precedentes y por este motivo lo incluiré también en el apartado de los inconvenientes aunque parezca un contrasentido.

Inconvenientes

- La elección de un rostro nuevo en las lides de presentación siempre es un riesgo y para complicar aun más las cosas, a Kiko Hernández se le brinda una gran oportunidad por un lado y se le falta gravemente al respeto por otro, obligándole en esa primera boda a ejercer como simple colaborador de Jorge Javier, en lo que se supone es "su debut" y "su programa”. Como consecuencia, siempre nos quedarán dos dudas: si Kiko hubiera tenido el mismo éxito que Jorge en el primer programa, por aquello de la curiosidad del estreno y si la caída de audiencia hubiera sido igual (como suele ocurrir con muchas de las nuevas apuestas de la cadena, una vez diluida la novedad) aunque Jorge hubiera seguido presentándolo.

- No contentos con el primer agravio, a Kiko se le “carga” como acompañante a Carmen Alcayde a la que muchos consideran gafe, ya que no ha levantado cabeza desde que suprimieron “Aquí hay tomate”, dándose la circunstancia de que todos los programas que se le asignaron desde entonces fueron un fracaso, siendo relegados a horarios imposibles o directamente suprimidos sin contemplaciones. Y no es que yo crea en esto de los gafes, pero ahi quedan los datos.

- La decoración del plató es hortera y recargada, con un colorido que hiere la vista y que difumina a los personajes y situaciones que deberían atraer toda la atención.

- Las bodas a las que asistimos cada sábado son como una película repetida en la que sólo cambian los actores, como un “remake” por seguir el símil cinematográfico. Las mismas palabras, las mismas preguntas, los mismos discursos e idénticas sorpresas, así que vista una ¿qué aliciente ofrecen las demás?

- El programa es demasiado largo y para llenarlo, se intenta obtener de los familiares y asistentes declaraciones emotivas que no ofrecen de manera espontánea, tal vez porque a ninguno se le ve realmente cómodo delante de las cámaras, llenando así minutos y minutos de largos silencios, monosílabos, obviedades y entrevistas repetitivas que buscan obsesivamente la aparición de alguna lágrima.

- Se ofrecen uno tras otro, videos emitidos durante la semana, que los fieles seguidores de “Sálvame Diario” ya conocen, por lo que se podrían saltar sin ningún problema la primera hora del programa o incluso más, para conectarse directamente en la secuencia por todos esperada, donde se puede ver a los novios vestidos con sus mejores galas y en el momento de la ceremonia.

- El día y hora de emisión, la sobremesa de los sábados, es denominado por la propia cadena como “franja maldita” lo que supone un nuevo ingrediente para la “manzana envenenada” ofrecida a Kiko Hernández para su debut. Y ya que cuentan con un “Wedding planner” al que tanto nos venden, se podría dedicar éste igualmente a cuidar el estilismo del nuevo presentador, porque a pesar de ser Kiko un hombre joven, alto y atractivo, parece haber sido vestido por su peor enemigo, ofreciendo una imagen antigua, estirada y sombría, sin hablar del corte de pelo que tampoco le favorece en nada, esos pantalones tan estrechos que le hacen parecer las piernas como alambres y esos colores oscuros. Y si todo ello persigue que luzca serio y solemne para la ocasión, mejor que le vistieran de cura directamente.

Ignoro si retirarán el programa en breve o terminarán con las bodas programadas, pero ya he podido leer en Internet al típico detractor obsesivo que achaca todo el peso del fracaso a Kiko Hernández, al que curiosamente dejan en muy buen lugar las escasas críticas que se han publicado en algunos diarios. Kiko habrá de asumir sin duda su porcentaje de responsabilidad, pero indudablemente él es solo uno más (como presentador cuando le dejan) de los integrantes del gran equipo necesario para un proyecto como éste.

Y a pesar de que recientemente tuve unas criticas muy duras hacia su persona, estoy convencida de que tiene madera de presentador y que lo puede hacer muy bien si le dejan ser él mismo para que se sienta cómodo y sobre todo, le colocan en un programa adecuado a su perfil, donde pueda mostrar su fuerza mediática, su ironía y su desenvoltura, imprimiéndole su sello desde el principio y sin que tenga que sufrir maldiciones de ningún tipo, ya sea por la franja de emisión o por los supervisores o acompañantes indeseables que se les ocurra ponerle al lado.