miércoles, 7 de julio de 2010

MEJOR SIN PADRE

En estos últimos días, uno de los temas "estrella" de los programas de corazón ha sido la demanda de paternidad interpuesta por Ivonne Reyes contra Pepe Navarro, cuya sentencia, favorable a la venezolana en primera instancia, se ha dado a conocer recientemente. Como en otros casos similares, la opinión de colaboradores y periodistas ha estado muy dividida a favor de uno u otro de los contendientes y de sus respectivos comportamientos, por eso voy a evitar tomar partido por ninguno de ellos para posicionarme directamente con Alejandro, ese chaval de 10 años momentáneamente declarado como hijo de Pepe, que se ha visto de repente expuesto ante la opinión publica.

Sólo quiero resaltar respecto a las partes litigantes, que se ha manipulado mucho la afirmación de que una mujer puede acostarse con tantos hombres como quiera, con la misma libertad que los varones. Aunque esto sea cierto, a mi me parece una actitud tremendamente irresponsable hacerlo y no poner medios para evitar un embarazo, ya que de llegar a producirse esta circunstancia, ni siquiera la propia madre de la criatura podría tener la seguridad de cuál de sus amantes la engendró, ni seria capaz de satisfacer en un futuro, el derecho de esa criatura a conocer sin posibilidad de error quién es su padre. Y en la misma línea, considero igualmente reprobable que una mujer que ha decidido ser madre, elija como progenitor de ese hijo a un individuo que la ha obligado supuestamente a abortar en dos ocasiones y del que le consta que es casado, que no quiere tener hijos con ella y que la ha tratado de forma desconsiderada, tal como ha declarado la propia Ivonne refiriéndose a Pepe.

Según ella, todo lo ha hecho por el bien de su hijo y no dudo que la modelo y presentadora esté sinceramente convencida de que es así, pero basta con analizar los hechos sin profundizar demasiado, para llegar a la conclusión de que tal vez esa sentencia va a hacer más daño que bien al pequeño Alejandro. En primer lugar porque no parece probable, si atendemos a las declaraciones de Pepe, que éste vaya a aceptar de buen grado a ese hijo inesperado, ni mucho menos a establecer con él una relación paterno filial. Tampoco es creíble que gracias a esa sentencia Alejandro haya sabido al fin la identidad de su progenitor, porque es de suponer que ya la conocería por boca de su madre. Y como Ivone ha insistido en que no quiere los apellidos de Pepe para su hijo, parecen tener razón los que afirman que lo único que ha conseguido con la sentencia favorable, ha sido el derecho a percibir una pensión de 600 euros mensuales y a que Alejandro sea uno de los beneficiarios de la herencia de Pepe. Sólo dinero al fin y al cabo.

Y en cuanto a los efectos colaterales de esta decisión judicial, no olvidemos que el chaval tiene edad más que suficiente para comprender muchas cosas y obviamente, Ivonne no podrá mantenerle alejado de las opiniones vertidas en los medios sobre su persona y la de Pepe, puesto que ambos se han dedicado sin medida a intentar desprestigiar la figura de su oponente legal. A Ivonne se la ha señalado como montajista, prostituta, ambiciosa, embustera y manipuladora entre otras lindezas, mientras que Pepe no ha salido tampoco bien parado, al habérsele calificado como un hombre obsesionado por el sexo, incapaz de amar a nadie excepto a sí mismo, vengativo, machista e incluso violento. Este será el retrato desolador al que tendrá que hacer frente el pequeño, gracias a la iniciativa de su madre y a la indiferencia de su padre.

No es este sin embargo, el único caso de la supuesta paternidad de un famoso que ha llegado a nuestro conocimiento a través de la prensa del corazón, porque recuerdo algunos otros donde igualmente fueron los hijos en cuyo nombre se presentó la demanda los que cargaron con la peor parte de la historia.

En el mes de septiembre de 2003 una sentencia atribuía la paternidad de una niña de 11 años llamada Gisela a Jaime Ostos. La madre de la pequeña, Aurora Díaz, siempre mantuvo que demandó al torero por el bien de su hija. Jaime también se negó (como Pepe Navarro) a someterse a las pruebas de ADN aunque sin duda no esperaba que otra de sus hijas, Gabriela Ostos, nacida de su matrimonio con Consuelo Alcalá, se prestara a pasar dichas pruebas en su lugar, facilitando así la resolución del caso contra la voluntad de su padre y más allá de toda duda biológica.

Sin embargo, la reacción de Ostos ante su derrota legal fue continuar negándose a tener relación con la niña ni a reconocerla como hija suya en el terreno personal. Pasado el tiempo nos impactó la noticia de que Gisela había tenido que recibir ayuda psicológica por este rechazo, tal como contó su propia madre. Y así se hizo público que desde que se inició el contencioso, la pequeña había llamado varias veces a casa del torero tratando de contactar con él y recibiendo invariablemente la respuesta de que cesara en sus intentos y dejara de molestarles. Lo último que supimos de Gisela es que recientemente, siendo ya una jovencita, había provocado un encuentro con su padre legal, ocultándole su identidad, con la excusa de entrevistarle para una tesis de su Facultad. De dicho encuentro, se hicieron públicas varias fotos que les mostraban juntos, pero interrogado Jaime Ostos sobre esta circunstancia, se mostró absolutamente sorprendido y negó haber tenido conocimiento de que la chica en cuestión era Gisela, manifestando sus sospechas de que todo había sido una encerrona urdida por ella y por su madre.

No cabe duda de que Aurora estaba en su derecho (lo mismo que Ivonne) al pretender que la paternidad de Jaime Ostos fuera reconocida, pero es indiscutible que el mismo resultado obtenido judicialmente, hubiera sido posible sin dar publicidad al litigio ni relatar los pormenores a los cuatro vientos y probablemente así, su hija se hubiera ahorrado los desprecios y el rechazo que tuvo que sufrir por parte del torero y el entorno de éste.

Otro caso muy sonado fue el de María Edite Santos, que dedicó años de su vida a conseguir el reconocimiento de su hijo por parte de Julio Iglesias. También el cantante se negó en su momento a someterse a las pruebas de ADN y si bien en primera instancia le fue adjudicada la paternidad de Javier, su supuesto hijo, posteriormente la resolución a un recurso presentado por él contra la sentencia, le liberó de toda responsabilidad como padre del chaval. No hace mucho Javier manifestó en unas declaraciones, que si apoyó a su madre en sus pretensiones, una vez cumplida la mayoría de edad, fue más por solidaridad con ella que por convencimiento propio y que después de tantos años (todo comenzó en 1990) ya estaba cansado de la historia y había perdido desde hacia mucho tiempo el interés en ella y la esperanza de que su supuesto padre le aceptara o le reconociera al fin.

Creo que estos ejemplos demuestran, que incluso una madre que asegura querer a su hijo/a por encima de todo es capaz de provocarle grandes sufrimientos sólo por el hecho de tomar un camino equivocado, por terquedad o ignorancia o por ser incapaz de prever las consecuencias de hacer pública la intimidad del menor en cuestión, cuando esta publicidad no es necesaria para defender sus derechos, ni se puede justificar más que por un ansia de notoriedad, un ánimo de lucro o un deseo de venganza. Ahora mismo me vienen a la cabeza los nombres de algunas madres que aparecen o han aparecido recientemente en televisión cometiendo errores como los que he mencionado, pero no voy a dar nombres porque seria únicamente una opinión personal mía. El paso del tiempo nos mostrará si estas mujeres han conseguido la felicidad de sus hijos montando un espectáculo con sus vidas o por el contrario les han creado traumas irreparables que les marcarán para siempre cuando se conviertan en adultos.

1 comentario:

  1. imagino que una de esas madres a las que se refiere el articulo es Belen Esteban y yo siempre he pensado que esta haciendo mucho daño a su hija con su empeño en contar toda su vida

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