domingo, 6 de octubre de 2013

HAMLET JAVIER VÁZQUEZ

“Ser o no ser, esa es la cuestión. Quejarse y sudar bajo una vida cansada por el temor a algo después de la muerte, el país sin descubrir de cuya frontera ningún viajero vuelve. La conciencia nos hace cobardes a todos y así, el nativo color de la resolución, enferma por el hechizo pálido del pensamiento y empresas de gran importancia, desbordan sus corrientes y pierden el nombre de acción”.

Este párrafo es un resumen del monólogo de “Hamlet”, la famosa obra de Shakespeare del mismo nombre.

Y este otro, es un resumen del discurso que nos ofreció Jorge Javier Vázquez en el “Sálvame Deluxe” del 4 de octubre.

“No quiero ser infeliz porque lo tengo todo, porque después del desgaste que lleva un programa diario ya no me río tanto. Creo que nuestro deber es ofrecer la mejor versión de nosotros mismos. He pensado mucho estos días y no sé qué pasará con nosotros cuando esto acabe; qué haremos con nuestros restos. Me cuesta mucho cuando veo a mis compañeros pelear y sufrir y llorar. Y también me da miedo que esto me pase a mi.”

Pero el surrealista monólogo del presentador, aderezado por una breve mención a Olvido Hormigos y una efímera disculpa camuflada entre retórica barata, no fue desgranado como es habitual en televisión mirando a cámara, porque antes él mismo se encargó de preparar la escena de forma que le ayudara a pasar mejor ese mal trago. Para ello hizo dejar su puesto a la directora del programa, Carlota Corredera, con la que se sentó mientras tomaban un plano de ambos cogidos de la mano y mirándola siempre a los ojos, comenzó insistiendo en que la disculpa era una decisión personal suya. Con ello pretendía conseguir dos fines: exculpar a su jefa y al programa de su negligencia al permitir tan vergonzoso comportamiento y aparecer como un tipo humilde y entrañable que sabe reconocer sus errores y pedir perdón por ellos. Sin embargo, es obvio para cualquiera que conozca los antecedentes del dictador-pitufo que jamás daría ese paso sin una orden previa de sus superiores y aunque Carlota aseguraba con poca convicción no saber nada con anterioridad, la prueba de la farsa que ambos llevaron a cabo es que Olvido Hormigos conocía horas antes de empezar el programa lo que iba a suceder y así lo comunicó a sus seguidores en su twitter.

Para nada me creo que la iniciativa fuera un acto voluntario del presentador sino que fue obligado a ello, tal vez por la propia Carlota o por instancias más altas y también dudo que lo que les llevara a tomar tal decisión fueran las débiles amenazas de Olvido de denunciarles. Probablemente, aunque nunca lo sabremos con seguridad, ante la avalancha de mensajes negativos e incluso insultantes dirigidos en los foros y webs contra Jorge Javier y la dirección del programa, llegaron a temer que se repitiera el caso de “La Noria” y “Campamento de Verano” que les había llevado a perder un gran número de anunciantes y para evitar ese riesgo, optaron por tragarse su orgullo (gay o hetero) y tratar de ganar el favor del público que les increpaba y condenaba mayoritariamente. O puede que temieran (como ya insinuó el presentador irónicamente en “Sálvame diario”) quedarse sin invitados, amedrentados los posibles candidatos ante la posibilidad de ser linchados públicamente por esta secta de inquisidores que actúa impunemente en la cadena “amiga” de lunes a viernes.

Personalmente opino que el método elegido por Jorge Javier para cumplir lo requerido, (dejando a un lado lo pretencioso, egocéntrico y oportunista de sus palabras que buscaban un lucimiento personal intentando sacar algo bueno de una mala situación) únicamente sirvió para demostrar que es un cobarde ante la adversidad, incapaz de afrontar sólo la humillante situación (esta vez el humillado era él) y por eso su tono, sus ademanes y su actitud eran la antítesis de los empleados siete días antes.

Porque hubo de transcurrir una semana entera desde el incidente con Olvido Hormigos para que los protagonistas volvieran al lugar del crimen e intentaran vendernos lo que, según ellos, era un “mea culpa”. pero que se quedó en teatro malo. Además, faltaba la actriz principal, la víctima, la parte ofendida y por lo tanto con más derecho a estar presente que el resto de los figurantes, aunque al final la víctima resultó que no lo era tanto y que también intentó menospreciar la inteligencia de la audiencia haciendo durante toda la semana su propia representación, cuya frase culminante había sido: “voy a denunciar a Jorge Javier”.

El problema de Olvido, a la que también han puesto “fina” en su propio twitter y me temo que seguirán haciéndolo en otros foros, es que han pasado siete largos días desde que fue “agredida” según sus propias palabras por el presentador y ha tenido por tanto, tiempo de sobra para hablar con sus abogados y redactar y presentar no una, sino diez denuncias, por lo que queda claro que a pesar de las declaraciones que ha concedido a varios medios reclamando justicia, en ningún momento tuvo la intención de llevar a cabo sus amenazas.

Cualquiera hubiera sido comprensivo con su decisión, si después de presentar la denuncia la hubiera retirado tras las disculpas recibidas, pero como ha quedado demostrado con su injustificada demora que mentía desde el primer instante, tendrá que cargar también con su parte de las críticas y con la pérdida de credibilidad que su actitud le va a acarrear sin la menor duda.

En cuanto al programa, cuyos tertulianos parecían en esta ocasión hermanitas de la caridad, todos tan formalitos y comprensivos, susurrando, sonriendo e intercambiando miraditas amorosas, irreconocibles como los mismos sabuesos que no hace mucho acosaban obedientes a Remedios Torres, quedó igualmente demostrado que esta vez se había pretendido escenificar una versión edulcorada y amable de lo que suele ser habitual en la noche de los viernes, porque todos los invitados: Kiko Rivera, Carlos Baute y la esposa de Bertín Osborne (otro delincuente condenado en su día a un año de prisión por fraude fiscal al que tratan siempre como a un héroe) fueron mimados y adulados convenientemente para que no tuvieran quejas, además de que ninguno de ellos era mínimamente conflictivo o se le aleccionó para que no estropeara el lavado de imagen que habían preparado con tanto esmero, como pudo ser el caso de la ex de Diego Campanario, que solo contó memeces insulsas y repetidas.

Veremos cuanto les dura a los lobos la piel de cordero antes de que vuelvan a las andadas, con algún pobre desgraciado que se haya atrevido a contradecirles o con algún libre pensador que se haya negado a rendir pleitesía a Belén Esteban (luz y guía del programa a pesar de las puñaladas que ha repartido habitualmente entre sus compañeros), con cuyo regreso nos llevan amenazando desde hace días y que anuncian para el 18 de octubre.

No sé yo si les dará tiempo a ponerla en forma para una fecha tan próxima, pero si no es así tampoco hay problema porque su hija, la famosa Andreíta, ya apunta maneras y rápidamente han dado con la fórmula para hacer públicas sus primeras declaraciones atacando a Jesulín de Ubrique (ha tenido una buena maestra y muchos años para que le laven el cerebro), ya que ella no puede hacerlo personalmente por ser menor de edad. Mientras tanto, se encargará el director del programa que atienda sus precoces llamadas telefónicas o su “tutor” (y yo que creía que los tutores sólo ejercen cuando faltan los progenitores) Toño Sanchís, que ya tiene otro cargo más del que pavonearse por los platós además del de representante, amigo, portavoz, consejero, chófer, testigo, acompañante y guardaespaldas de la “prinzeza".

2 comentarios:

  1. el JJ se hizo caquita porque si no sabe que se iba a la calle,pero tiempo al tiempo,la gente no cambia en 7 dias

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    1. Ni al gente cambia en 7 días ni este en mil años. Tiene un ego que se lo pisa y una falta de humildad aun mayor. Y lo que hizo lejos de ser o tan siquiera parecer un torpe amago de fingidas disculpas, fue una burla descarada a la audiencia, no sólo falta el respeto a los invitados, extiende esa "cualidad" suya a los telespectadores, quienes en cierto modo hacen que el siga ahí (aunque yo siga sin entender la razón).

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