domingo, 2 de mayo de 2010

EL PEQUEÑO CORTIJERO

En estos días el programa "Sálvame diario" ha cumplido su primer año de emisión, acontecimiento que han celebrado de manera bastante cutre a pesar de la parafernalia empleada, que incluía la llegada al plató del equipo con trajes típicos de la feria sevillana y en coche de caballos, donde ya comenzaron las discriminaciones y los problemas. Jorge Javier con su traje corto completo y todas las féminas con sus faralaes lucían muy propios, pero con los Kikos el tema de los disfraces fue un desastre: Matamoros parecía un turista adinerado paseando por algún país tropical con su sombrero Panamá, su traje y su corbata de lunares y a Hernández, al parecer no le habían proporcionado ni botas ni pantalones adecuados por lo que de cintura para arriba vestía de corto y de cintura para abajo llevaba unos vaqueros y unos zapatos comunes, si bien y ya avanzado el programa le entregaron finalmente las botas, tras sus protestas ante las críticas del presentador a su atuendo. Karmele por su parte y debido al excesivo ajuste de su traje en las rodillas no podía ni moverse ni sentarse, lo cual no es de extrañar considerando que los asientos preparados eran unos taburetes altísimos para hacer juego con los grandes barriles utilizados como mesas. Dejando aparte estos detalles, el programa que nos habían anunciado como un bombazo fue bastante más aburrido que cualquier otro día y esto se reflejó incluso en un descenso de la audiencia.

Pero enlazando con todo ello, quiero resaltar un incidente que aunque no se ha comentado me causó una pésima impresión y que terminó de convencerme de lo que ya sospechaba hace tiempo: que Jorge Javier Vázquez, “el dueño del cortijo” como le gusta denominarse a sí mismo al presentador, tiene una faceta cruel e incluso sádica que le hace disfrutar humillando públicamente a sus colaboradores, cosa que sucede en directo con una frecuencia preocupante.

En un momento del programa, el presentador decide que no aguanta más el traje corto porque se siente muy incómodo y procede a cambiarse los pantalones y las botas por otro pantalón hasta la rodilla y unas zapatillas deportivas. Una vez llevada a cabo la sustitución pide a Kiko Hernández que le ate los cordones a lo que el colaborador se presta sin discusión, pero al no poder inclinarse según comenta (ya se ha quejado a veces de dolores de espalda), termina de rodillas a los pies de Jorge Javier; lo más curioso es que inmediatamente después de que Kiko termine su labor, “el cortijero” hinca sin ningún problema primero una rodilla en tierra y después la otra para recolocarse los calcetines, aunque un minuto antes no había contemplado siquiera la posibilidad de adoptar esa misma postura para atarse los cordones él mismo, ni se le había ocurrido situar sus pies en una posición elevada del suelo para facilitar el trabajo a Kiko. Lo que no tuvo en cuenta "el pequeño dictador" como también se autodenomina complaciente Jorge Javier, fueron las diferencias físicas que le separan de su colaborador quien incluso arrodillado aparecia en pantalla alto y esbelto, todo lo contrario del aspecto ofrecido por él, que con esos pantalones, su baja estatura y su sobrepeso, más que a un dominador (si es esa la imagen que pretendía transmitir) se asemejaba a aquel entrañable personaje de la serie "Verano Azul" a quien todos llamaban "Barrilete"

Este hecho por sí solo no tendría mayor importancia si no fuera un eslabón más de una larga cadena de actuaciones similares por parte de Jorge Javier. Entre otras cosas y haciendo memoria, ha hecho desplazarse de rodillas a Lydia Lozano de una punta a otra del plató, ha echado broncas muy sonadas y en directo tanto a Karmele como a Mila, a esta última hace muy pocos días reprochándole su forma de tratar a Lara Rodríguez en "Sálvame Deluxe" y argumentando que al igual que cualquier otro invitado, Lara estaba ahí porque ellos la habían llamado y merecía un respeto. Pronto se le olvidó que él mismo se pasó prácticamente toda la entrevista burlándose de la entrevistada, con una ironía que en ese caso estaba fuera de lugar ya que el tema a tratar era la reciente detención de la invitada que había tenido que pasar 24 horas en un calabozo y aun así, “el cortijero” se permitió repetir unas cuantas veces que mejor que no contara cómo había ocurrido, dando a entender que ni a él ni a nadie le interesaba el tema.

El caso de Kiko Hernández ya es sangrante, porque resulta ser con diferencia el colaborador a quien más interrumpe Jorge Javier durante sus exposiciones, cortándole innumerables veces y confundiéndole hasta el punto de hacer que se le olvide a menudo lo que estaba diciendo. El resultado final es que en muchas ocasiones llegan a las pausas establecidas para publicidad y se ignora ya definitivamente el comentario de Kiko que raras veces consigue completar sus intervenciones, pues tampoco es extraño que Jorge Javier le niegue directamente el permiso para hablar, habiendo llegado hasta a taparle la boca para silenciarle o a propinarle unos azotes en el trasero por decir algo que no le pareció bien, todo ello envuelto en la apariencia de una broma eso sí.

Sin embargo esta actitud déspota del presentador tiene algunas excepciones porque se traga sin pestañear los gritos de Belén Esteban que le interrumpe, le corrige, le desobedece y se burla de él cuando le da la gana, lo cual me demuestra lo que ya antes sospechaba: que la Esteban tiene patente de corso para comportarse como quiera y que todos tienen órdenes directas de no contradecirla y aguantar sus desmanes, pues no deja de ser insólito que con la cantidad de conflictos que tienen lugar entre los colaboradores del programa, absolutamente nadie le rechiste a ella a pesar de que les falta el respeto a todos constantemente con sus interrupciones y sus chistes fuera de lugar.

Y en cuanto a Kiko, sencillamente no le comprendo. En mi opinión es uno de los colaboradores más disciplinados a pesar de su fama de polémico, suele respetar los turnos de palabra de todos sus compañeros y se presta a cualquier petición de Jorge Javier por grotesca que sea. Y sin embargo le permite que le humille y le dirija comentarios inaceptables referidos a su supuesta homosexualidad, tema éste que aunque se trate de una broma que el propio Kiko ha potenciado, ya se esta convirtiendo en algo repetitivo y de mal gusto sea o no sea gay y en modo alguno justifica las constantes puyas de Jorge Javier, como la de afirmar que al colaborador siempre le gustó ponerse tacones o la de insinuar que a lo mejor preferiria llamarse "Francisca" o la de preguntarle si echaba de menos algo al verle sostener con ambas manos un micrófono. Creo que Kiko no debería permitirle este juego a "el cortijero” ni debería insistir tanto él mismo sobre la broma (o no) de que es gay, porque como dice el refrán: lo poco agrada y lo mucho cansa. Y por otra parte si lo es, no me parece la mejor forma de salir del armario ni nadie tiene por qué empujarle a hacerlo si no lo desea y si no lo es, da la impresión de que se está burlando de los homosexuales insistiendo con sus ironías sobre un tema (reconocer o no públicamente una opción sexual) que sabemos ha hecho sufrir a muchos de ellos durante años.

De todas formas el absolutismo de Jorge Javier no se manifiesta únicamente en estas vejaciones, porque también se permite erigirse en juez y árbitro de los contenidos del programa. Si un colaborador va a cantar una canción tiene que ser una que le guste a él y si no es así no le permite cantarla. Por supuesto que esta regla no vale para sí mismo, que aprovecha la menor ocasión para lucirse (o eso cree él) entonando alguna de sus melodías favoritas con machacona frecuencia, voces estridentes y gestos ampulosos.

En cuanto a los comentarios sobre los temas del día, les tiene prohibido a los colaboradores hablar mal de una serie de personajes que se ha encargado de enumerarles, algunos porque son vecinos suyos y otros porque a él le caen muy bien. Debe ser que el Premio Ondas se le subió a la cabeza o que el éxito del programa le ha hecho olvidar que en este mundo hoy estás arriba y mañana en lo más bajo, como sufrió él en carne propia con la desaparición de “Aquí hay tomate” y como ha ocurrido con otros espacios de la cadena como “Está pasando” por poner un ejemplo, que después de un año de buenas audiencias comenzó repentinamente a decaer y fue eliminado pocos meses mas tarde sin contemplaciones.

Deberían pensar todos (y me refiero a los que participan en "Sálvame diario" ante las cámaras) en la imagen que cada uno está ofreciendo y hasta qué punto puede pasarle factura en un futuro próximo, tanto profesional como personalmente. Ya sabemos que la televisión es espectáculo pero hay valores como el amor propio, la tolerancia y el compañerismo, a los que jamás se debería renunciar, ni siquiera para seguir en el candelero.

2 comentarios:

  1. ¡Bochornoso, de verdad!

    Me refiero al hecho que tan bien has ilustrado con la segunda foto.

    Es de vergüenza ajena y propia, no se puede caer más bajo, aunque Jorge Javier no deja de sorprenderme y supongo que lo mismo que a mí a muchísima más gente, y no precisamente para bien, fijaos que al comienzo de sálvame creí verle una actitud más “humilde”, pensé que ser pillado en las “condiciones” que estaba aquel famoso día del orgullo gay, le había echo recapacitar y había cambiado para bien, ya veo que me equivoque, pero por si me pudieran quedar dudas ya se encarga el diariamente de recordármelo.

    Alguien que por su condición (que no critico ni juzgo, porque no me corresponde hacerlo), y puesto que quiere que se le considere y trate como a alguien normal (que tampoco digo que no lo sea, ni lo contrario), debería ser más considerado con los demás y dar ejemplo, pero hace justo lo contrario, este es de los que escriben bonito, pero lo que escriben con la mano terminan borrándolo con el codo.

    Le viene bien ese sobrenombre que el mismo se ha asignado “dueño del cortijo”, porque es en lo que ha convertido un programa que prometía, o eso nos quisieron hacer ver, un cortijo donde todo y todos andan manga por hombro, dueño él… ¡cómo no!..., porque hace y deshace a placer.

    Pero de esos dueños de antaño, caciques sin escrúpulos, que se sentían alguien humillando a los que tenía a su servicio e intentándolo con el resto.

    Pero más aun me sorprende que se lo consientan, que entren al trapo, que alguien como Kiko Hernández se preste a sus “bromas” carentes de gracia y menos aun que se postre a sus pies con las connotaciones que la escenita contenía, quiero creer que le pilló tan de sorpresa que no fue consciente de ello, o bien que su buena fe y unido a que quizás no sea tan malo como algunos parecen creer, le dejó falto de picardía para hacerlo que J. J se saliese con la suya, en lugar de mandarle donde yo me sé y que no es a tomar por ahí (que ya le gustaría a J. J.) , si a otro lugar que quizás no le gustase tanto, para que le den de su medicina.

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  2. este tio esta otra vez como en el tomate aunque parecia que se habia reformado, la cabra siempre tira al monte y las bromitas pues supongo que seran porque le gustaria que kiko fuera gay como el, a lo mejor le ha tirado los tejos y como el otro no traga por eso le trata tan mal, por despecho

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